miércoles, 10 de septiembre de 2008

Preludio en Do Menor y una caricia de tus manos

La misma ventana mostrando un atardecer maltrecho de tanto ser recordado, la memoria siempre ha sido un buen refugio en tiempos de lluvia, cuando la luna es escasa y la basura se acumula, cuando los viejos dolores descubren nuevos nichos donde acurrucarse por que también sienten frío, cuando la sed es mucha y pocas las gotas del elixir para remediarla.

Es tan poco lo que esta noche preciso para ser feliz y tan inalcanzable como la quimera que hasta ayer buscaba, utopía realizada en sueños tardíos cuando la mañana ya amenaza con bostezos por borrar el hechizo de las hadas.

Preludio en Do menor y una caricia de tus manos son el oasis que busca cada una de mis noches, espejismos velados que anhelan mis pasos ya cansados, ¿dónde estás ahora? Cuando la sed de recordarte ahoga.

No hay comentarios: