lunes, 6 de octubre de 2008

Último tango en el París (2a parte)

FUGA Y MISTERIO

¡Pinche frontera, es una mierda!- Gritaba cada vez que llegaba al depa sin ninguna información acerca de la desaparición de su amiga. Había perdido las tres semanas pasadas buscando en hospitales, en oficinas de policía, en moteles. Preguntando en tugurios y bares de la zona pero sin ningún resultado.

¡Una mierda! ¡Una mierda ¡ - Gritaba y golpeaba la mesita de centro tirándose de espaldas al sofá. Lloraba mientras se quitaba los zapatos para darse masaje en los pies y repasaba todos los lugares recorridos o bien pensaba en alguno que le faltara visitar.

Angie había desaparecido y ella se volvía loca cada día que pasaba por no tener noticias. Estaba convertida en un mar de nervios, en un océano de sueño, llanto y pesadumbre. Pensaba y volvía a pensar en dónde estaría aquella niña de ojos de gato y nariz de roedor con quien había compartido aquellas dos semanas maravillosas en departamento que ahora parecía un basurero. Regresaba a sus gestos, a sus palabras y conversaciones cortas tratando de hilar personas, lugares, situaciones que pudieran decir algo y no decían nada. La volvía a recordar y sólo conseguía volver al llanto y los sollozos que le provocaba el silencio de no saber nada de ella.

Ni te preocupes que esas putitas se van así sin avisar, se van como llegaron. Sólo un poco más cogidas pero al fin putas mal agradecidas. Le había dicho el dueño del París mientras Malena le pagaba los tres días que él,“el Buba”, le había adelantado a Angie el mismo día de su desaparición.
Pero ella sabía que algo andaba mal, muy mal. Angie había dejado toda su ropa en el casillero, mismo que abrió ese día para sacar tan sólo el abrigo. La boletera dijo que el tipo pagó la salida mientras Malena bailaba y el portero aseguró no haberlo visto antes por ahí. Ambos se mantuvieron al margen de dar más datos. Seguramente no querían problemas con la policía y mucho menos con “el Buda”.

Tirada en el sofá, Malena comenzaba a dormitar. Las búsquedas la dejaban exhausta a pesar de que ya no bailaba más en el París desde aquella noche de hacía tres semanas. Ahora se dedicaba a pasearse entre las mesas buscando a aquel tipo alto o platicando con alguien que pudiera saber del paradero de su amiga. No había paga diaria, sólo la comisión del copeo y de los privados en el sótano pero ella lo prefería así, todo con el fin de indagar acerca de la chica que recordaba como amante de aquellos primeros días de septiembre y quien ahora no contestaba las llamadas a su celular. Porque debía traerlo consigo ya que no estaba en el casillero ni en el departamento. Un departamento veinte veces revuelto por ella con el fin de encontrar algo que le diera una pista.

Entre sueños pensó que no valdría la pena volver con la policía a escuchar que ellos no perderían el tiempo buscando putas perdidas. Además no tenía fotografías de Angie ni tampoco sabía si ese era su verdadero nombre, no sabía sus apellidos ni si era originaria de esa ciudad o del estado. Pensó en volver al motel de siempre a preguntar o quizás pedirle a alguna de las chicas del París que le ayudara a investigar dándole una comisión diaria. Se durmió pensando y pensó durmiendo, el cansancio la aniquiló por más de cuatro horas y no despertó hasta que escuchó el claxon del taxi diario que ya la esperaba en la puerta. Se asomo pidiendo cinco minutos, alistó una maleta pequeña y decidió bañarse en el trabajo.

Subió y el taxista la saludó preguntando acerca de su amiga. Ella daba el status de la búsqueda apenas avanzadas un par de cuadras cuando de improviso una pick up les cerro el paso frenando justo enfrente. El taxista se detuvo y acto seguido un disparo estrelló el parabrisas en mil pedazos. Un arma amenazó al conductor mientras la puerta trasera se abría y una mano tomaba a Malena de los cabellos para sacarla de un solo tirón. Una secuencia de disparos se pudo escuchar mientras el hombre dueño del arma y de la mano ordenaba a Malena subir a la camioneta. Los testigos se escondían previendo una segunda secuencia de tiros y así se dejaron escuchar uno segundos después.

Una vez arriba de la camioneta, Malena comenzó a gritar entre su llanto e intentó salir mientras el tipo subía y arrancaba deprisa. Este la miró y la volvió a tomar de los cabellos: cállate cabrona o no vuelves a ver a tu amiguita.- Le dijo al oído.

Tomaron el camino del sur. Por algunos minutos sólo se escucharon los sollozos de Malena que seguía agachada y con las manos cubriendo su cabeza. Al salir de la ciudad el tipo prendió un cigarrillo, abrió la ventana y acto seguido marcó a un celular.

¡Ya estás! Prepara el cambalache. – Dijo mientras Malena levantaba lentamente la mirada y de golpe reconocía al hombre alto que saliera con Angie aquella noche del París.

3 comentarios:

El Gabo dijo...

Me gusta el cuento Mr. Tlacuilo, la duda es si termina aquí o si la trama continuará..
Saludos Gabo

TLACUILO dijo...

El cuento continuará. Por su pollo !

Saludos !

TLACUILO

esdoglairs dijo...

ora, ya se esta poniendo bu eno, Mr. Tlacuilo se esta sacando el as de la manga.
cc< ...